Viajá humilde, pegale una patada a los prejuicios antes de subir al avión. Abrite; los ojos, los brazos, la mente. Abrite vos, llevate cosas de la cultura que veas pero abrite y no te vayas sin dejar algo. Con dejar algo me refiero a las cosas importantes, las que no se pagan con dinero. Regalale una sonrisa al camarero que te trajo el café, dejale un “gracias” al chofer del bus que te llevo a destino, charlale al taxista que recién arranca a laburar y se le hace largo el día. Se puntual, que la persona de limpieza no tengan que llegar tarde a casa porque vos no saliste a horario de la habitación.

Viajà humilde, hacé del mundo un lugar mejor. Agradecè, no te olvidès que sos un privilegiado y es tu deber hacérsela más fácil a todos, hacer del mundo un lugar agradable.

Viajá responsable, mirá las cosas que se hacen bien en otros países y usalas en el tuyo, a veces otros ya encontraron la solución.

Viajà ingenuo, para que todo te sorprenda, estos son los viajeros que necesita el mundo. Los que aplaudían al piloto cuando el avión aterrizaba, a los que les llama la atención la fruta fresca en el mercado local, un niño tirándole miguitas de pan a los patos y los adoquines puestos en forma irregular de un callejón cualquiera.

Comprate el souvenir, hacete la selfie, entrá a las tiendas, claro que sí, aprovechá las rebajas. Pero que no nos mareen, que esa no sea la esencia de desplazarnos. Tomate el tiempo para analizar la arquitectura, para entender por qué las cosas están donde están. Tirate en algún parque y mirá a la gente pasar, sentate en algún café a charlar con vos mismo, caminá por las calles por las que haya caminado algún escritor local y tratá de pensar qué lo inspiraba. Acercate a alguien que esté leyendo el periódico, seguro que es local, preguntale a dónde va a comer. No te olvidés que la gastronomía de un país también habla de él.

Al final no se trata de explorar la geografía, sino de explorarte a vos a través de ella. Que el viaje no se quede en la superficialidad. Hagamos un turismo introspectivo, para volver más sabios, más abiertos, más tolerantes. Que valga la pena viajar.